El viento acunaba a
la noche y
las olas susurraban a
la arena,
el silencio envolvía
aquel momento,
parecía que el tiempo
se detuviera.
Las estrellas,
calladas, miraban
escrutando el mundo
con sus linternas,
centinelas del espacio,
eternas,
testigos de la
manada.
Mario Vicente Guixeras.
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